El día que nació Acerca Comunicación me subí al capó de un camión de bomberos y empecé a hacer fotos. Ahí ya sabía que mi bisabuelo había sido fotógrafo, y que por delante de su cámara habían pasado desde Azaña y Alfonso XIII hasta la mismísima Lola Flores, así que mi pasión por el mundo de la imagen es congénita. Me crié entre las estanterías que forraban las paredes de casa de mi abuela, donde miles de libros infantiles se mezclaban con la biografía de la Avellaneda o de la Pardo Bazán. Amar las letras y ser feminista era, por tanto, una consecuencia de lo más natural para mi futuro.

Estudié Ciencias de la Información en la Universidad Complutense y de vez en cuando cito en voz alta en la oficina los conceptos técnicos que aprendí en la asignatura «Teoría de la Imagen». Tal vez porque en el fondo soy más de ciencias que de letras y me produce fascinación el RGB y el CMYK.

Me inicié en el mundo de los gabinetes de prensa gracias a una beca profesional en la Casa de América. Continué formándome en la corresponsalía en París de la agencia mexicana de noticias Notimex. Allí me fue tan bien que –años después– los compañeros vinieron a mi boda y uno de ellos se sentó en el altar.

Formé parte del equipo de comunicación de ARCO durante nueve ediciones, que fueron para mí la mejor escuela, tanto en el mundo del arte como en la comunicación corporativa. En 2007, para seguir creciendo profesionalmente, fundé junto con mi socia la agencia Acerca Comunicación, en la que he trabajado con clientes del mundo del arte y la cultura como la Fundación Loewe, la galería y editorial Ivorypress, la asociación Arte_Madrid, la galería Elvira González, las exposiciones del Palacio de Gaviria organizadas por Arthemisia y el Azkuna Zentroa, entre otros.

Me interesan demasiadas cosas, lo cual es un defecto y una virtud. Por eso también he trabajado en el ámbito de la cooperación al desarrollo en ONG como Médicos del Mundo o Solidaridad, Educación, Desarrollo (SED). Desde mi compromiso por la equidad entre hombres y mujeres formo parte de la Red Internacional de Mujeres Periodistas de Madrid. He dirigido la revista Alandar y soy colaboradora habitual de otras publicaciones de información social y religiosa.

Soy una friki de las tipografías, de hecho debería dejarlo todo y dedicarme a diseñar letras y acariciar páginas recién salidas de imprenta. Utilizo Wallapop para sublimar mi exilio interior. En una ocasión toqué un plato de Picasso sin guantes y durante mi embarazo me dediqué a comer picante para que mi hijo se acostumbrara. Siempre es mejor prevenir que curar.