Nací en Santander en 1989, con lo cual es de suponer que aguanto el frío y los veranos nublados como nadie. Con muchas inquietudes en el mundo del arte, la cultura y la comunicación, cuando cumplí 18 años me trasladé a Burgos a estudiar Comunicación Audiovisual, así que mi situación climatológica tampoco sufrió un gran cambio. Fueron unos años de aprendizaje, evolución y compromiso en los que pude tener un contacto directo con la creación multimedia y la gestión cultural. Hacer de mi pasión, mi profesión.
Finalizados mis estudios en tierras del Cid decidí que echaba de menos el mar y la humedad y me volví a Santander para embarcarme en nuevos proyectos: colaboraciones con publicaciones digitales, prácticas en el periódico local y trabajos puntuales como técnico audiovisual. Además decidí, con mucha ilusión, comenzar el grado de Historia del Arte.
Hace unos años hice de nuevo las maletas y me vine a Madrid. Tras unos meses en la ciudad llegué, casi por accidente, a Acerca Comunicación, donde reparto turrón, chocolate y galletas además de trabajar en las estrategias digitales y potenciar las redes sociales de la galería Lucía Mendoza, la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU). El Instagram puede ser una forma de arte.
Me gusta pensar que la cultura es el motor indispensable que mueve y transforma la sociedad, aunque a veces no reciba la importancia que merece. Me conmueve el arte en todas sus expresiones y formas. Por eso, mi leitmotiv personal dice que «la vida sin arte sería un error».